Phang Na (Tailandia)
Un laberinto rocoso se adentra en las aguas del mar de Andaman, al sur
del país. Las crestas montañosas emergen en las aguas, tapizadas de verde. El
área sobre la bahía es el Ao Phangnga National Park y desde Phuket parten a
diario cruceros para recorrer la zona, ideal para el submarinismo.
Muchas
de las islas están deshabitadas e invitan a vivir una experiencia a lo Robinson
Crussoe en esta
suerte de manglar marítimo.
Whitehaven Beach (Australia)
En el corazón de la barrera de coral esta playa es, según los mismos australianos, el
mejor sitio del archipiélago de las Whitsundays Island. Uno puede quedarse allí
toda la vida o bien sumarse a la experiencia que ofrecen los barcos y los
ferries de lujo que llegan a diario a pasar aquí el día.
Seis
kilómetros de arena tan blanca que
enceguece bordean
un mar de aguas profundamente turquesas. En el extremo norte, la costa se
adentra formando una increíble bahía conocida como Hill Inlet.
Aventurarse
a un rafting en el océano o sumarse al sea kayaking son propuestas para los que
buscan combinar momentos románticos con acción que tenga su pizca de adrenalina.
Mauritius (África Oriental)
Holandeses, franceses e ingleses se apropiaron de esta isla verde y escarpada, y desde 1968 es una
república independiente. La habitan hindúes (67%), criollos, chinos, musulmanes
y europeos cristianos y protestantes. Además de caña de azúcar, aquí cultivan
Ylang Ylang para obtener una exquisita, aromática esencia.
Mauritius queda al este de
Madagascar, rodeada de arrecifes que encierran aguas turquesas y calmas,
como las del norte, en Pereybere, y las de Belle Mare, donde se instalaron los
resorts más refinados.
Anguilla (Antillas Menores)
Convertida en un destino de lujo,
esta pequeña isla de pasado británico hoy es dominio de villas residenciales y
unos pocos resorts del más alto nivel; instalarse en ellos es la única manera
de acercarse a este excluyente refugio caribeño.
Son
33 las playas (la de Bahía Rendezvous es una de las mejores) que aparecen sobre
la costa de arena pálida, apenas lamida por un mar translúcido de
tonos preciosos.
El Nido (Filipinas)
Hacia el Oeste, una sucesión infinita de islas desaparece en el Mar de
la China: es el archipiélago de Palawan. El lugar donde,
entreverado con esos pequeños retazos de piedra caliza que emergen entre las
olas con playas de arena blanca hecha de polvo de algas, se guarda El Nido.
El
mar es de aguas transparentes y deja ver las formaciones de coral de diferentes
tonos, peces multicolores y un jardín de plantas acuáticas. Hacia el interior, la geografía abunda en ríos subterráneos,
cuevas y una verdísima selva tropical.
Los Roques (Venezuela)
Son más de 300 islas coralinas y sólo
cuatro están habitadas. Gran Roque, la capital, concentra todos los servicios.
Desde allí se sale en lancha hacia el islote elegido, donde se es
"abandonado" con sombrilla y heladera y vuelto a recoger a una hora
convenida. La otra forma de recorrer el archipiélago es en barco, un placer
mayúsculo que no cuesta más caro que el de vivir en Gran Roque.
Playa de las estrellas (Panamá)
Nadar bajo el sol tiene un encanto especial. Se trata de un hábitat de
aguas poco profundas y oleaje sereno, y en el fondo se aprecian enormes
estrellas de mar rojas, amarillas y anaranjadas. Estos particulares seres
marinos, que aquí se cuentan por decenas, son el verdadero motivo de atracción
de los visitantes que se aplican a descubrirlas con sólo mirar a través de las aguas
verde-azules del mar que rodea la isla Colón, una de las tantas que forman el
archipiélago de Bocas del Toro.
En el resto de la isla, bosques,
ríos, arroyos y pantanos se alternan con los arrecifes coralinos de la costa y
los exuberantes manglares.
Itacaré (Brasil)
Las mejores playas: Itacarezinho, ideal para surfear. Prainha, encerrada
entre dos morros y rodeada de un increíble cocoteral, es de las más lindas de
todo el país; llegar cuesta, pero vale el esfuerzo. En Havaizinho te sientes
como en una isla desierta y en Jeribucaçu la marea baja forma una laguna enorme
y transparente como un apéndice del mar.
Tulum (México)
Sobre un acantilado, la enigmática ciudad amurallada de los mayas, Tulum,
custodia una extensa ribera sobre el mar Caribe. Playas de arena blanquísima y
aguas increíblemente turquesas invitan
a una larga estadía bajo el sol.
Ubicado justo frente al Arrecife
Mesoamericano -la segunda barrera coralina más grande del mundo-, este destino
es también un parque natural que seduce a los amantes del buceo y del snorkel.
No todo aquí es vida de playa; una
buena alternativa es visitar los sitios arqueológicos de Cobá y Muyil, muy
cerca, y sumar una escapada a Chichén-Itzá.
Seychelles (África oriental)
Paraíso de selvas y
playas soñadas, este archipiélago es un destino exótico y exclusivo
al norte de la isla de Madagascar, en el océano Índico. El sitio tiene además
el sabor de la mixtura cultural que sobre los locales dejaron las sucesivas
colonizaciones. Aquí es común escuchar hablar en creóle, francés o inglés.
Mahe,
la capital, tiene 70 playas,
pero la mayoría de los resorts se agrupa hacia el norte sobre la zona de Beau
Vallon. Praslin, otra de las islas, es destino para los amantes del snorkeling;
su corazón encierra un atractivo extra: Valle de Mayo, un jardín botánico
natural y patrimonio de la UNESCO.
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